Abogadas, médicas, empresarias, ingenieras, biólogas, químicas, físicas o camioneras. Algunas de la profesiones que hasta hace poco tan sólo estaban desempeñadas por varones y que, aún hoy en día, asemejamos al género masculino.
Costó sangre, sudor y muchas lágrimas lograr hacer de la mujer algo más que simples muñecas, las que vivían para y por su hombre, absolutamente sometidas y sumisas a lo que éste decía y hacía, y con miedo a reivindicarse y soñar con convertirse en las protagonistas de su propia vida.
Todo ello se conmemora el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
Existen numerosas teorías sobre el origen de este día, pero según www.diadelamujer.net/historia.html investigaciones serias afirman que fue en Copenhague donde, en 1910, en la celebración de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, se aprobó el establecimiento del Día Internacional de la Mujer Trabajadora como método de lucha por la causa de la mujer. Todo gracias a Clara Zetkin. Aún así, la teoría sobre el origen de este día más conocida es la relata cómo el 8 de marzo de 1857 en Nueva York las mujeres de una fábrica murieron encerradas en ésta durante un incendio provocado por el propio dueño del establecimiento en plena manifestación por sus derechos laborales.
Sin embargo, se trata tan sólo de un mito, al igual que también lo es la teoría de que dicho incendio tuvo lugar el 8 de marzo de 1908 que, se viene abajo, según www.diadelamujer.net/historia.html, en cuanto se observa en el calendario de ese año que el día 8 era domingo, día en el que difícilmente se origina una huelga.
Finalmente, fue el 8 de marzo de 1917 en Rusia donde, tras el estallido de la Revolución Rusa y la llegada al poder de un gobierno provisional que por primera vez amplió el sufragio a la mujer, se situó definitivamente en el día 8 de marzo del calendario gregoriano el Día Internacional de la Mujer Trabajadora dado el papel clave que desempeñó el género femenino en la caída del zar y el establecimiento de un gobierno comunista.
En cuanto al color lila, representativo de la lucha por los derechos femeninos, fue incorporado en 1908, junto con otros dos colores por las sufragistas inglesas. Además del lila, símbolo de la nobleza inglesa, también se incluyeron el verde y el blanco. El primero de ellos simbolizaba la pureza de esta lucha y el segundo, la esperanza.
Tras años de decadencia regresó la lucha feminista en las décadas de 60 y 70 del siglo y se adoptó como punto intermedio entre el color azul, propio del varón, y el rosa, representativo de la mujer, el color lila.
A pesar de la importancia del feminismo en esta incesante y admirable lucha por los derechos de la mujer, hoy en día, podría llegar a convertirse en algo realmente perjudicial para el bienestar social, ya que trata de posicionar en un segundo plano al hombre y ese, sin duda alguna, no debe ser el objetivo. No se trata de “aplastar” al sexo opuesto para llegar a lo más alto a su costa, sino de apostar por la igualdad entre ambos géneros.
Eso es tarea de todos nosotros, seamos mujeres u hombres. Tratemos de, a través de la educación desde la infancia o la eliminación del papel propio que cada sexo ha desempeñado hasta ahora en la sociedad o en el hogar, lograr alcanzar el equilibrio.
El 8 de marzo es el día de las mujeres. ¡Bravo por las mujeres que continúan creyendo en una sociedad sin roles ni estereotipos ni desigualdad entre ambos sexos! Tres hurras por todas aquellas que con grandes o simples gestos consiguieron y están consiguiendo hacer desaparecer a la mujer florero.
Todas ellas merecen ser homenajeadas por, simplemente, creer en sí mismas y en convertir sus sueños en una realidad.
Creo que es una, o la mejor entrada que puede tener este blog, que buen trabajo Beatriz.
ResponderEliminarEl progreso va trayendo a nuevas mujeres, que en el pasado no pudieron salir a la luz.