¡Cambiemos!



¿Guerra? ¿Hambre? ¿Pobreza? ¿Violencia? ¿Cambio climático? ¿Globalización? Palabras que relacionamos con imágenes, las mismas que procuramos no mirar durante mucho tiempo, ante las que no podemos evitar una expresión de sorpresa o incluso una mueca de desagrado, o de las que intentamos olvidarnos al instante para evitar sentirnos culpables, tristes y en algunas ocasiones impotentes.


Optamos vivir nuestra vida, afrontando dificultades que consideramos equiparables a estas tragedias, sin detenernos a recordar lo que verdaderamente reflejaban dichas imágenes y olvidándonos completamente de los sentimientos que despertaron en nosotros.


Somos afortunados por no ser los protagonistas de estas fotografías, pero también debemos desear cambiarlo, luchar por que otros tengan nuestra vida… No somos conscientes de que toda gran hazaña comenzó siendo tan sólo un sueño, una idea, una utopía…Miremos a nuestro alrededor y prestemos atención a lo que antes pasábamos por alto porque estamos rodeados de injusticias que podemos solventar.


Comencemos a manifestar nuestro malestar, ayudemos a los que nos rodean, colaboremos en un proyecto solidario y poco a poco cambiemos.


Beatriz Toscano Valle.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El negocio de las farmacéuticas

 El Premio Nobel de medicina Richard J.Roberts pone de manifiesto que muchas de las enfermedades que hoy son crónicas tienen cura, pero para los laboratorios farmacéuticos no es rentable curarlas del todo, los poderes políticos lo saben, pero los laboratorios compran su silencio financiando sus campañas electorales.

  Roberts ha comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad pero dejan de investigar porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curar como en sacar dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando se deja de tomar el medicamento. Es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre.
  La salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo como un medio para ganar dinero.


  Por ejemplo, se han dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos infecciosos se han vuelto resistentes y actualmente enfermedades como la tuberculosis, que ya había sido derrotada, está resurgiendo y mató el pasado año a más de un millón de personas, especialmente en África.
 El desarrollo de un medicamento para curar la tuberculosis precisa una gran inversión económica y la colaboración de una farmacéutica para avanzar en la investigación, pero ninguna farmacéutica esta dispuesta a colaborar porque para estas empresas vender antibióticos en países como Sudáfrica no genera apenas dinero y prefieren invertir en medicamentos para toda la vida. Además, apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque los medicamentos que las combatirían no serían rentables.

 Los políticos no intervienen en este asunto porque dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que financian sus campañas.

1 comentario:

  1. Buen artículo.
    El tema es muy interesante y muchos de nosotros no somos conscientes de esta realidad.

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